LAS 5 HERIDAS EMOCIONALES SEGÚN LISE BOURBEAU

¿Alguna vez te has preguntado por qué reaccionas de manera irascible en ciertas situaciones y luego sientes que has exagerado?

Lisa Bourbeau, autora y conferenciante canadiense, cree que detrás de esas reacciones se esconden heridas emocionales que todos llevamos dentro. En su libro "Las cinco heridas que impiden ser uno mismo", Bourbeau describe cómo estos mecanismos psicológicos originados en la infancia afectan la manera en que nos relacionamos, afrontamos los problemas y nos tratamos a nosotros mismos. Las heridas emocionales son la raíz de muchos traumas, de la sensación de vacío o infelicidad que a veces sentimos, y de esas "máscaras" que adoptamos como defensa.

1. Rechazo: La herida del "no soy suficiente". Esta herida te hace sentir como si siempre fueras la última opción y no encajaras en ningún lado. Es una sensación de no ser deseado o aceptado, que suele desarrollarse en la infancia cuando un niño siente que no es lo suficientemente bueno para sus padres. La máscara asociada a esta herida es la del huidizo. Las personas con esta herida tienden a evitar situaciones sociales y tienen dificultades para establecer relaciones profundas. La autora opina que muchos artistas y creativos tienen esta herida. Su necesidad de expresar su singularidad a menudo proviene de un deseo profundo de ser vistos y aceptados.

2. Abandono: La herida del "me dejan solo". Esta herida aparece cuando nos sentimos emocionalmente descuidados o físicamente abandonados, a menudo como resultado de un padre ausente o de una falta de atención y cariño en los primeros años de vida. La máscara asociada a esta herida es la del dependiente. Las personas con esta herida tienden a aferrarse a los demás y a tener miedo de estar solas. Según Bourbeau, las personas con esta herida son increíblemente empáticas y suelen ser grandes cuidadores, aunque a menudo descuidan sus propias necesidades.

3. Humillación: La herida del "me siento menos". Sentirse avergonzado o ridiculizado puede dejar cicatrices profundas. Esta herida se forma cuando somos humillados por nuestros cuidadores o personas cercanas, especialmente durante la infancia. La máscara asociada a esta herida es la del masoquista. Aquellos con esta herida tienden a auto-sabotearse y soportan situaciones dolorosas para sentirse valorados. Lisa Bourbeau ha notado que las personas con esta herida a menudo tienen un sentido del humor muy desarrollado, usando la risa como una forma de lidiar con su dolor.

4. Traición: La herida del "no puedo confiar". Esta herida surge cuando las promesas se rompen y nos sentimos traicionados. La desconfianza se convierte en una barrera que afecta nuestras relaciones. La máscara asociada a esta herida es la del controlador. Las personas con esta herida intentan controlar todo a su alrededor para evitar ser traicionadas de nuevo. Muchos líderes y personas exitosas tienen esta herida, su deseo de control y su determinación a menudo los impulsan a alcanzar grandes logros.

5. Injusticia: La herida del "no es justo". Sentir que el mundo no es justo es una carga pesada. Esta herida aparece cuando sentimos que no recibimos lo que merecemos, a menudo en un ambiente crítico o exigente. La máscara asociada a esta herida es la del rígido. Aquellos con esta herida tienden a ser perfeccionistas y a mantener altos estándares, tanto para ellos mismos como para los demás. Lisa analizó que las personas con esta herida a menudo se convierten en defensores de la justicia, luchando por los derechos de los demás y buscando equidad en todas las áreas de la vida.

Llegados a este punto, quizás te sientas identificado con la mayoría de estas heridas y creas que hay algo malo en ti... Nosotros también lo hemos pensado, así que calma. Lisa nos recuerda que todos llevamos estas cicatrices, pero también tenemos la capacidad de sanarlas. Al comprender nuestras heridas y las máscaras que usamos para protegernos, podemos comenzar a liberarnos de patrones destructivos y vivir una vida más auténtica y plena.

Así que, la próxima vez que te encuentres en una situación emocionalmente desafiante, pregúntate: ¿Qué herida está hablando? ¿Y cómo podría responder de forma distinta?